Mis comienzos en la Magia

En esta entrada podrás conocer cómo fue la primera toma con la magia.

Como ya dije, yo empecé a conocer la magia a los 4 años. La vocación fue gracias a mi padre. Todo empezó un día normal, o mejor dicho, una noche. Como era de costumbre, mi madre me iba a contar un pequeño cuento para irme a dormir; el problema fue que ella no podía en ese momento; lo cual mi padre aprovechó para cambiar un poco la rutina. Vino a mi cuarto, y con una simple baraja de cartas, me hizo un juego de magia. Para mí, lo que él hacía era impresionante, por lo que le pedí a mi padre que me hiciese más magia otro día.

Desde ese momento, mis padres se turnaron para la despedida por la noche, es decir, una noche mi madre me contaba un cuento y en otra mi padre me hacía magia.

Llegó el día en el que tuve curiosidad por saber y aprender algo de lo que mi padre me hacía. Cuando se lo pregunté, el sonrió, y entendió que yo quería conocer la magia.

Pasó el tiempo, y de repente, mi padre me regaló una caja de magia. Para mí eso era una maravilla, con muchos juegos divertidos, sorprendentes, etc; y un dvd donde lo explicaba todo, ¡me encantaba!

Durante todo ese año estuve aprendiendo magia gracias a esa caja, pero cuando cumplí los 5 años, pensé que quería aprender algo más complicado, algo más avanzado y algo más sorprendente. Por eso, de nuevo pregunté a mi padre por la cartomagia (magia con cartas). Desde ese momento, mi padre se dio cuenta de que no era un gusto, si no que era una afición que quería aprender.

Entre esos días, aprendí mis dos primeros juegos de magia: "Los ases de Juan Tamariz" y "La carta invisible". Los practiqué y ensayé mucho, a mi me encantaba estar todo el tiempo jugando con las cartas.

Unos meses después, cuando iba a tercero de infantil, quise sorprender a mi profesora. Para ello, me preparé muy bien el juego de los ases para hacerlo delante de toda la clase.

Llegó el día, yo estaba nervioso, porque era el primer juego que iba a hacer delante de público "desconocido". Finalmente salió bien, y mi profesora y todos mis compañeros se quedaron con la boca abierta.